Por Gabriel Báncora
Así que decidí un jueves por la mañana tomar un tren de Milán a Piacenza, una hora de viaje para después tomar el bus hasta Bobbio por otra hora más.
Acá empezó la odisea, en el bus le había preguntado a una señora si me llevaba a Bobbio la cual, al llegar, me hizo señas de que tenía que bajarme en esa parada.
Al agradecerle le comenté que en realidad quería ir a Santa María de Bobbio, que era donde vivía mi bisabuela. Emocionada y queriéndome ayudar empezó a preguntar en un kiosco de la parada si había algún bus, taxi o remis, pero no tuvimos resultados. Entonces le pregunté si sabía de algún lugar donde pudiera rentar una bicicleta, ya que tenía que llegar de todas maneras después de semejante viaje, 7 Km no me parecían muchos y aparte no tenía alternativa ya que tampoco había autos para rentar.
Me acompañó una cuadra por la peatonal del centro donde vendían bicicletas y ahí nos despedimos.
El señor de la bicicletería, que no hablaba ni español ni inglés, llamó a una pareja muy agradable (Eliana y Alessandro) del local del frente, ya que ella hablaba inglés, entonces me dijo que la persona que hacía los contratos de rentas vendría al día siguiente, y preguntó si podía volver mañana. Le respondí que no podía ya que tenía que volverme el mismo día a la tarde a Milán.
La joven (Eliana) habló con su novio y los dos se ofrecieron muy amablemente a llevarme hasta Santa María.
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Gabriel, Eliana y Alesssandro |
Obviamente acepté. Al llegar a Santa María le dije a Eliana que “muchas gracias” y ella me respondió (lo cual me dejó sin palabras) ¿a qué hora quieres que te vengamos a buscar? Quedamos que en un par de horas y comencé a recorrer el pueblo. Comenzando por la iglesia, plazas, y sus hermosas calles.
Al salir de la iglesia me encontré con un señor y su hijo, y al charlar me invitaron un café en la Locanda Nobili, que estaba ubicada entre sus callecitas, creo que fue el mejor café y el mejor croissant que comí en Italia.
Cuando llegué al lugar me presenté con la dueña, saqué un papel con el árbol genealógico y le indiqué quién era yo y quiénes eran mis bisabuelos. Al parecer éramos todos parientes.
Me despedí y caminando por el pequeño barrio vi un cartel indicando el cementerio. Al llegar me encontré con todos los apellidos nombrados en mi familia: Nobili, Draghi, Ragaglia.
Me despedí de todos los ancestros y comencé el retorno, ya que tenía que encontrarme con Eliana y Alessandro, con los cuales terminamos almorzando unas muy buenas pastas italianas.
Bobbio
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Santa María Assunta |
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Abadá de San Colombrano |
Después de esta pequeña historia lo único que les puedo decir es que los milagros existen.
Hijo de Carlos Alfredo Báncora y Blanca Collazo
Nieto de Isolina Draghi y Eduardo Báncora
Bisnieto de José Draghi y María Judith Nóbili
Tataranieto de Paolo Draghi y Rosa Monfazani
Hola Primo!!!!!, fuiste enviando estas fotos en tu andar y me emocionaba con cada hallazgo, algunas fotos no las había visto, la historia de tu viaje…en esta narración, es lo que me emociono hoy.
ResponderEliminarLa empatía de los desconocidos para que pudieras acceder a parte de nuestra historia, hace de la historia una historia en sí. Y eso es la vida…un circulo sin fin….Beso enorme ¡!!!
Hola Gabriel.
ResponderEliminarEn el año 2016 realicé una odisea similar a la tuya. Viajé en bus desde Piacenza a Bobbio para obtener el acta de nacimiento de mi tatarabuelo y en el trayecto conocí a personas muy amables y solidarias con la causa.
Me da gusto compartir esta linda experiencia.
Saludos.
Hola Maria..que bueno...es muy lindo ese viaje..Saludos
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